Qué más da
lo que piensen
-o peor,
lo que pienses-,
cuando lo único
que importa
son los surcos
de tus manos,
que escriben
tu camino.
Qué más da
hacer garabatos
en su sucio
bosquejo
que ni siquiera
aspira a ser
entendido.
Qué más da
no hallar la respuesta
que nunca
buscaste,
no encontrar hueco
al que recurrir
para cobijarte.
Qué más da
no saber quién eres
cuando no eres capaz,
por lo menos,
de tratar
de esbozarte.
Poema que forma parte del libro Tú, yo y el mundo.
Deja una respuesta