Cuando besas, un trueno tuyo,
ahuyenta mis miedos como aves.
El firmamento rosa se trasluce
como el vino que duerme en la copa;
como la sangre que baña tu frente,
si a tu pelo lo alcanza mi boca.
Mis brazos, como una boa se estiran
y te envuelven. Te asfixian.
Ciñen tus curvas, dunas, valles,
ciñen todo.
Mi espalda erizada se ensancha,
y te cubre, como un águila que cela su nido
o su presa.
Y tus pies en punta, se alzan al infinito.
Al choque infinito de los labios, como cometas
en la profunda garganta del firmamento.
Cuando besas, un estruendo queda aprisionado
en la tráquea metálica de un rifle.
Un rifle sin voz que declara la tregua.
Declara la paz, que traen tus besos.