La muerte es una bala perdida que espera
encontrar un cuerpo donde anclarse.
Una mirada que le hable en su idioma.
Quizá un sentido que se le escape.
Quizá la cotidianidad en el tiempo.
Vas a contrarreloj huyendo.
Y sin embargo la vida
sigue bombeando en tu cuerpo,
con una instancia imparable, sin frenos.
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