Que la soberbia no te sorba
ni la avaricia sea tu vara.
Que perezca tu pereza
y tu gula no coagule.
Que la ira no te are,
la lujuria no te injurie,
y la envidia, vil embudo,
de tus pasos no sea pan.
Que templanza sea tu templo,
paz y ciencia tu paciencia;
que venero generoso
te humedezca de humildad.
Caridad encara ahora,
sencillez ensilla ahora
y dirige diligente
castos actos,
justo costo
de tu paz.
Diego Mattarucco
diegomattarucco.com
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