Por: Laura Nieto Navia
Si hay un quebradero de cabeza que une a todos los escritores, profesionales o aficionados, ese es el llamado “síndrome de la página en blanco”. Sufrir un bloqueo creativo es bastante habitual cuando tenemos plazos de entrega ajustados y es relativamente sencillo superarlo si mantenemos la disciplina y no postergamos indefinidamente el momento de enfrentarlo. Siempre viene bien ver la situación con perspectiva y probar técnicas que nos ayuden a despejar la mente, como estas tres que te contamos hoy:
- Hasta luego, internet
En un mundo hiperconectado, la cantidad de información a la que nos exponemos cada vez que cogemos nuestro móvil es inmensa. Si temes no saber seguir con una idea, tu primer recurso será probablemente buscar referencias en la web. Este paso es un error: la sobrecarga de información solo va a aumentar tu confusión y a alejarte cada vez más de tus aportaciones genuinas. Intenta despejarte practicando deporte o alguna disciplina que te permita desconectar como el mindfullness, afrontarás la vuelta al ordenador de otra manera.
2. Altera tu rutina
Cuando escribimos podemos tener la sensación de que todos los días son terriblemente parecidos. Esta sensación de estancamiento es muy desmotivadora y a la larga un veneno para el ejercicio de la creatividad, que no solo se nutre de la intimidad y los espacios seguros, sino también de nuevos estímulos que impulsen nuestra imaginación.
Si algo nos ha demostrado la pandemia, es que con ganas y un poco de esfuerzo se pueden incluir muchas novedades en tu rutina. Pueden ser cosas pequeñas, desde probar nuevos caminos de vuelta a casa o pedir una bebida que nunca imaginarías en un bar, o más grandes como iniciarte en un nuevo hobby: lo importante es no perder esa sensación de experimentación y novedad.
3. Ponte a escribir
Cuando estás pasando por un bloqueo creativo lo último que te apetece es sentarte delante de un folio en blanco a ver pasar las horas. De acuerdo, pero de momento la única forma conocida de que la hoja no esté en blanco es llenándola con algo. Una señal de inteligencia emocional y de compromiso es saber reconocer un momento no tan productivo, comprender que son importantes en el proceso e intentar sacarle partido. No en vano, todos los grandes escritores contemporáneos reconocen que el secreto de su éxito tiene que ver más con la disciplina que con el talento.
En esos momentos en los que escribir es más una pesadilla que un gusto, esfuérzate en continuar con lo que estabas haciendo y, si te resulta muy complicado, tampoco te enamores de un concepto e intenta trabajar en otro de recorrido más fácil. Hay técnicas muy útiles para generar ideas desde cero, como la escritura automática o los mapas conceptuales, de los que hablaremos más adelante.
Amateur o no, resultan super útiles los consejos.
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