La concentración que busca el escritor
nos es vedada a nosotras
las madres.
Somos pan
comido
por la sangre de nuestra sangre
aunque luego falte
para nosotras
ración de una misma.
Somos origen y sacrificio.
Donación y renuncia.
Agua y furia.
Vida y misterio.
Somos poetas
cautivas
que escribimos
a fuerza de las migajas
que caen de las mesas
de nuestros señores.

Flora Aliaga
@floraaliagaescritora
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