1 minuto

Dulce pecado

El caramelo de su carne me seduce, atrapándome con la promesa de su sabor. Cierro los ojos, intentado capturar en mi retina el sublime momento. Vuelvo a abrirlos; sigue allí, delante de mí, inundando mis sentidos. Mi mirada envidiosa persigue a la golosa gota, que serpentinamente viaja por su moreno cuerpo, mientras mi calenturienta mente imagina que es mi lengua la que disfruta de aquel maravilloso recorrido. Observo como se desliza por su redondez, lenta y sinuosamente; su tersura atrapa mi atención, y noto como mis glándulas salivares comienzan a trabajar. Y aquí, en esta abarrotada playa, bajo un sol de justicia, él, silenciosamente, me invita a pecar, y yo, pecadora confesa estoy deseando caer presa de ese placer.  

Sé que me arrepentiré; pero no puedo esperar más. ¡Lo necesito! Me voy a lanzar. 

Estoy tan cerca… Mis manos, mi pecho tiemblan de anticipación, mientras que un fuego líquido recorre ya mis venas ante tal delicia. Mis labios se abren, mis dedos lo rozan…
—¡Agg! ¡Maldición! —exclamo, estupefacta, con el rostro bañado por helado de chocolate —¿Quién ha sido el desgraciado que me ha tirado la pelota? 

Agneta Quill
historiasparavolar.es
Leer sus escritos

Una respuesta a “Dulce pecado”

  1. Guaoooooo, Esa fascinación en tu letras, me chipoteo en la cara y quede embriagado! Super, Ferran

    Le gusta a 1 persona

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Entradas relacionadas

A %d blogueros les gusta esto: