De la paz ansío la serenidad de sus tormentas
y el desvarío en la calma de los hombres de guerra.
Quisiera ver volar palomas blancas en el cielo
y tender en Palestina la rama del olivo.
Levantar el velo de aquellos que,
cegados por el arma llamada dinero,
hilvanan mensajes de libertad
guardando la llave de nuestras jaulas
en el bolsillo trasero de sus viejos vaqueros.
Destapar las vendas, recoger las piedras
de la mano acusadora y perdonar los pecados
de las religiones venideras.
Quisiera abolir las viejas creencias
y creer de verdad en esa justicia ciega,
si su ceguera no fuera a causa
de hombres necios y corruptos.
Quisiera de la paz
la serenidad de sus tormentas,
pero toda utopía solo es creíble
dentro de un libro de fantasía.

Enrique Morte
@enrique.morte_poesia
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