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Obrera

No soy arquitecta de nada
            ni de mi destino,
            ni de mis poemas,
            ni de todas las carcajadas
            barnizadas de mis dientes,
            ni las arrugas en u
            sobre la nariz
            cortando mi frente.
No soy arquitecta de nada.
Soy de todo la obrera
con el cemento en las cejas,
con el lodo en las uñas,
y las tristezas ladrillo en la mano
            para lanzar
            y pegar
            y hacer pared
            y alejarme
            a la habitación más mía
            que es siempre yo.
Soy obrera que suda
y se debe a sí misma
la estructura que resulta,
los pisos cuarteados,
los arcos sin punto.
La arquitectura es
            mucho pensar,
            mucho cuidado,
            mucho medir
            y calcular.
En la obra
            se hace,
            se ponen azulejos,
           se continúa,
            uno se ensucia,
            se cansa,
            si se descuida demasiado
            se hace estaca
            o columna
            o cimiento.
De nada soy arquitecta.
Yo pongo ladrillo sobre ladrillo
                                    de Babel torre,
madera sobre piedra
                                    de ciudad chueca.

Giselle LF
@glf.writes
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