Tengo ratas en la cabeza
y cómo chillan las muy malditas,
reptan, defecan, orinan, vomitan,
sangran, arañan, comen y joden.
Una y otra y otra vez,
son ratas propias y ajenas,
ratas amarillas, verdes y negras.
Alimañas que escarban madrigueras en lo más profundo de mi corteza. Que roen con fiereza una memoria blanda y tierna que sucumbe a la primera.
Me dicen que siempre te pienso,
insisten en que aumento de peso,
las ratas me despiertan durante un mal sueño,
me recuerdan que ni quiero ni puedo ni debo.
Algunas vienen de fuera y rajan mi quebradizo cráneo de cristal, pero otras han nacido en la pestilente camada fecal que guardo en el pensar; suelen ser éstas las que lo rompen de verdad.
Seres diminutos, pestilentes y asquerosos… Una vez agujerean mi coco se asustan de lo que pueda pasar, así que me cubren la cabeza con bolsas de un papel dentro del cual aún me puedo ver y dentro del cual ya no quiero ser.
Poeta de luna
@poeta.de.luna
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