Pronunciar en voz alta la alegría
-o la tristeza –
es como dejarla escapar.
Ahora,
en este instante,
antes del próximo inhalar de aire
y del rodar de los ojos curiosos por la habitación,
a medida que vas leyendo estas líneas
¡detente!
y pronuncia con los labios tuyos
las letras todas de mi nombre,
deja que el nombre sombra se escape,
abandone el cuerpo
alegre,
con forma de ave,
con forma de cosa que existe
y después,
después no te detengas más.
Giselle LF
@glf.writes
Leer sus escritos
Hermoso discurrir de las letras notas de tu corazon. Ferran
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