A veces, cuando recito
lloro
lloro de todo, menos del poema;
la poesía me cala tanto
me excava, me atraviesa
tan hasta el centro de mí
que a su paso tienta
todo lo que hay por debajo
de mi escasa superficie absurda.
Lloro, y no sé de qué,
de heridas viejas
de conmociones almacenadas
de amor sobrecogedor
de la gravedad de los verbos conjugados
hacia atrás o hacia adelante.
No lloro del poema
lloro de la poesía que se le desborda
incontenible
caudalosa
irrebatible
apabullante.
¡Qué poco sé decir
cuando en mi voz hay poesía
y todo infinito lo soy
desde mi margen!
(Aquí me termino).
Emma Calderón
@emmaland_m
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