“He sido derramado como aguas…”
Salmo 22:14 (a)
Ella estaba frente al mar.
Las olas se agitaban como una gran masa de misterio gris, sobre la cual gemían las gaviotas. Sus cabellos parecían levitar con la brisa.
Clavó sus ojos en la espuma que borboteaba entre sus pies descalzos y apretó contra su pecho una vasija.
Nunca supe si suspiró o si musitó una oración.
Levantó sus manos, llenas de tatuajes, y dejó caer su única reserva de agua potable en la salada inmensidad.
Allí quedó, frente al mar…

Roberto Garcés Marrero
@rgmar84
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