Levanto el ancla en altamar,
recibo en topless y en la proa lo que la vida me acaba de dar
con los brazos abiertos y el cabello revuelto,
dispuesta hasta a bucear.
Dejo el miedo en un suspiro
y sigo remando, sin saber nadar.
Confío en el ímpetu de las olas,
de vez en cuando, le creo al azar.
Qué satisfactorio es mirar a la orilla
y contemplar con alegría lo que queda atrás.
Me llena de ilusión mirar el horizonte
y creer que lo mejor está después de cruzar.
Ha valido la pena naufragar,
traer arena y sal de otro mar,
por el azul Caribe me hago camino al andar:
falta mucho por navegar.
Mafe Piñeres
@mafepineres
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