Es ahí,
en cada abrazo real,
largo, fugaz, furtivo, salvaje.
En los abrazos que nos hacen cerrar los ojos.
Y respirar.
Te digo que es ahí,
en cada beso lento,
cálido, húmedo, rápido, vivo.
Porque somos de esos besos
que nos hacen acelerar y quitar el freno.
Sin miedo.
Créeme que es ahí.
En todas esas caricias traviesas,
tímidas, sutiles, impacientes por florecer.
Esas que nos quitan el sueño.
Que renacen. Que queman.
Es ahí,
Donde los kilómetros se traducen en llamas,
Las distancias en suspiros
Los centímetros en ganas.
En tus ganas. En mis ganas.
Justo ahí.
Donde nos sobran los milímetros
que separan nuestras constantes,
nuestros latidos.
Nuestros inviernos
o cualquier estación del año.
Ahí donde no existe un tú.
Donde no existe un yo.
Donde nace un nosotros eterno.
Un nosotros que dura lo que dura una vida.
O solo un segundo.
Es solo un segundo.
Un invierno,
una caricia,
un beso,
un abrazo.
Un suspiro.
Donde mueres tú.
Donde muero yo.
Pero escúchame bien,
es ahí,
justo ahí, donde empieza la vida.
Irene Chiquero
@nenescritos
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Un comentario en “Justo ahí”