En casa donde vive gato, ¡garras!
Ni bajos de cortinas,
ni un sofá decente,
ni funda de guitarra
que permanezca intacta;
ni mano sin rasguño,
ni pantalón sin pelos.
En casa donde vive gato, ¡cielos!
Ni colcha de la cama
con hilos en su sitio,
ni estera, ni cojines,
ni patas de la silla,
ni del sillón asiento…
En casa de felino, ¡no miento!
Es suya la nevera
y suya cualquier caja.
Para sí las disculpas
más desproporcionadas
si a su patoso humano
le falla el suelo firme
de suerte que lo pise.
… Juguetes que no usa,
comida que desprecia,
caricias que no pide,
antojos y caprichos
donados a mansalva.
Es Zeus en su Olimpo,
absoluto monarca,
Faraón sobre el pueblo de Egipto.
Allí donde hay gato,
¿quién, sino el gato, manda?
Casa donde gato vive, ¡aviso!
Imperio de un tirano,
de paso irresistible,
servido por humanos
domados y sumisos.

Ana InVerso
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