Es la penumbra azul de nuestras madrugadas
es el fantasma, la herencia, el ruido,
el vaivén de los barcos
los sueños que estallan en partículas negras
la carencia destruyendo las fronteras
de los escombros que se empeñan
en castigar nuestros pasos haciéndolos
puentes
es mi huida, ¿o es tu búsqueda…?
Es la patria sin madre,
la que las noches consume y carcome
la niebla de una realidad flotante.
Es el rumor del alma
de la historia, el yoyó de los tiempos,
el futuro del pasado y su llaga;
la quemazón que sangra
al separar sus raíces del pueblo;
es mi voz rendida… ¿O es tu llamada?
¿Y si es nuestra esperanza
arrojando luz sobre las amarguras,
buscando deshacer el embrujo,
sacarnos del bucle,
cortar con la herencia,
desafiar los hilos y los romances
entre el migrante y los mares?
Creo ver tu sombra de brillos de plata
con el ancla en mis pies,
bajo el sol en el celeste del alba,
y distingo mis naves a su vez
en tu arena varadas.
Pregunto: ¿será posible tejer
un puente que aproveche las amarras
pero nos deje ser
capitán de la que sintamos patria?
Por donde mi río se entrega al mar
hoy veo regresar tus barcas
izando el triste mensaje
de un sueño acabado…
¿Será tu patria que sigue soltando naves
queriendo ser la más grande?
Arrojando sus hijos a la vida
para que comprendan que el hogar
se alza donde no hay amarras.
Será nuestro orgullo anclado en el tiempo,
el dolor olvidado,
su ponzoña captada…
Serán las ánimas de nuestros pueblos,
la herencia y su candado,
la esperanza hechizada…
Pero ¡ay, la esperanza!
Aún se siente en los rotos del sueño,
verde su embrujo, dispuestas sus alas.
Si tan solo… ¡si tan solo mis dedos
pudieran nadar, bañarse en sus aguas!
Entonces volvería
la esperanza a brillar
en la penumbra azul
de nuestras madrugadas.

Pablo Fernández de Salas
particulasdepoesia.com
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Ariel Villaverde
@_arielvillaverdeletras
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