Hay pensamientos que visten de melancolía los atardeceres. Inevitable. Como lo es respirar, o latir de verdad. Porque no siempre el corazón late. Absurdo, pensarás. Y quizá lo sea. Mas mi corazón trabaja cuando de verdad quiero. En ocasiones, duele, como un infarto de realidad aumentada en el desfiladero de los imposibles. Otras, revienta la tierra bajo tus pies y revuelca tu alma como una ola surfeada de veinticinco metros.
Escribo en la nostalgia de los pensamientos, esa que me abraza cada tarde cuando no te tengo sobre mi pecho mientras susurro versos prohibidos. Hay otras vidas por vivir. Quizá esta no sea la adecuada. Pero, en la seguridad del viento en mi rostro, buscaré el modo de traspasar el tiempo. Te buscaré. Y te encontraré. Nada será igual porque ya es diferente. Volverán los pensamientos antes del anochecer, sí. Los escribiré con tinta indeleble, mientras le hacemos el amor a nuestras propias ganas.

Óscar Quiroga
@quirogautor
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