Hoy se alzó el sol
solitario, rey, amigo.
Groningen, la gris y lluviosa,
fue hoy anfitriona y blanca.
Toda la gente se ha congregado
en el oasis, sin acuerdo previo:
nos convocó el cielo
tribu por tribu, con sus dones.
Hemos venido sonrientes
a jugar, a bañarnos en rayos, a compartir
bocatas y cacahuetes.
Los hombres sin camiseta;
las músicas dispersas saliendo de los altavoces,
uno en cada círculo;
frisbis, balones, latas de cerveza.
La ciudad
entera ríe y descansa,
hoy se venció
la ceguera y el ruido,
hoy todos hemos despertado.
Y cuando el sol se esconde
tras esa casa,
cuando no nos alcanza ya su fuerza,
se levantan
los campamentos.
Coge cada cual
su mochila y pedalea
hacia su casa, aún en la luz naranja.
Hoy dormiremos
tranquilos
soñando un silencio, soñando
rebaños de nubes y recuerdos radiantes.
Fernando Benito F. de la Cigoña
Leer sus escritos