Una casa, no un hogar

Vivo en una casa sin colores y
cada vez que amanece huele a centeno.
Aquí donde he perdido la noción del tiempo
permanezco encerrado sin esperar que algo cambie.

Por más que intento tocarla, cada vez está más lejos.
Las paredes blancas están enfermas de mí.
Las palomillas, moscas, ratas y hormigas me han traicionado,
no me queda nada más que existir en un lugar donde no quiero estar.

Hace tiempo, entre estas cuatro paredes, nació un moho,
gris azulado y comenzó a consumir el silencio.
En mi interior, su presencia me aprisiona profundamente cada vez más,
y ahora ya ni logro acercarme a ellas, me empujan, me odian.

Encadenado a esta ingrávida existencia
y a esta pesadez de los días esfumándose,
logro ver cómo la casa me mira y yo a ella:
es así como la casa está tan vacía como lo estoy yo.

David V. Morales
@davidvmorales
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3 respuestas a “Una casa, no un hogar”

  1. Vas por el camino correcto si hubieras escrito más seguro me hubiese quedado enganchado

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  2. Una joya bro, 💎

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  3. Buena profe, muy buena !!

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