Hay tequieros que no se dicen.
Hay nudos en la garganta
como soles que se apagan.
Hay tequieros que lloran en silencio
entre bambalinas
de sonrisas impostadas.
Hay almas sin edad,
que recogen tequieros silvestres
allá donde el tiempo no existe.

Ana InVerso
versoinverso
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