30 de septiembre,
nubes de plata,
tierras de cobre,
cielo de bronce.
Los gazapos se agazapan,
roen las raíces de la higuera,
el cachorro olfatea las toperas
como buscando la primavera.
Hojarasca crujiente
a los pies del pobre hombre,
que en su frente la txapela
y en su bolsa la txartela…
Deleita el cucurucho
de castañas bien asadas
que ha comprado esta mañana,
antes del juego de pelota.
Decidido por la rúa,
intercambiamos miradas,
vi sus botas fangosas,
él miró mi maletín…
Me puse a pensar
y empecé a escribir,
tan decidido parecía
que parecía no importarle.
Que a su edad saboreaba
con más gusto el otoño,
que yo, universitario,
de apenas 22 años.
Tal vez no hubiera estudiado,
quizá no conociera mujer,
a lo mejor no había viajado
y qué feliz se le veía.
30 de septiembre,
una fecha cualquiera
de un día cualquiera
de un otoño cualquiera
que no cualquiera saborea.

Poeta de luna
@poeta.de.luna
Leer sus escritos
Deja una respuesta