Descabellado impulso desmedido
enrevesado pánico insalubre
rebuscado axioma acomplejado
que motiva a dar un salto al vacío
al momento de brindar resolución
a un conflicto anónimo,
a una sinfonía silenciosa,
a una angustia que no para de llorar.
Aclamando darle tiempo al tiempo,
un susurro se oye a lo lejos
sin distinción alguna en su llanto,
sin significación ambigua en su amparo
se tiñe de claridad el reparo de su impronta:
“la prisión es mental”.
Las heridas se entreveran con sollozos
y el reloj parece ya no funcionar,
alivianando la carga del penar
que conlleva el quedarse pensando
en por qué aquella advertencia no fue certera
cuando todas las señales
apuntaban hacia una dirección en específico:
“la contigüidad de nuestros pesares
se hallaban iluminados
bajo la misma estela luminosa
que opacaba a su deseo…”

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