Cuando el fuego se vuelva frío
ya no servirán las brasas
para cocer nuevos panes;
Lo que en otro tiempo
prometía ser hogar,
se tornará fría estancia
vacía de texturas, de sabores
y de aromas.
Cuando el fuego se vuelva frío
la casa se quedará sola,
por más que invadan sus salas
buenas gentes de risueña compañía.
Ha llegado el otoño…
el fuego se ha vuelto frío.

Ana InVerso
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