Platónica interpolación
enmarcando cálidas significaciones,
cariñosos rasguños cementados
en divergencias consolidadas
a lo largo de un trastabillado recorrido
de eventualidades convertidas en letargos.
Engañándose de a poquito,
pudiéndose cercenar al filo de la cornisa,
rebobinando actualizaciones perdidas
labradas en la turbulenta marea
de las prometedoras constelaciones desdichadas.
Traspapeladas quedan las injurias,
los vertiginosos rezagos,
las amonestaciones emocionales
que habilitaban a la falta
a reinar ella sola en la contigüidad
de nuestros pasos hacia el frente,
leve desconsuelo acribillado,
potente descuido residual
dejado en ignorancia por convicción,
desmesura que habla a gritos
cuando se trata de apaciguar
los lamentos traídos a corriente
de todo aquello incapaz de ser nombrado.
Lo nuestro

¡buenísimo!
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