Africana, de ojos negros y piel de sable,
de pecho obsceno, poderoso, incomparable,
de voz sedosa, culo grande, solo tuyo,
morena mía, cantora y mujer de embrujo.
Ciento veinte noches que le quedan, Sabina,
tales son sus pasos en su andar intempestiva,
no marchen tus finas y criselefantinas manos,
no marchen tus pieles en esta lucha de poderes.
Caderas de diamante, piernas de pitón,
agárrame fuerte y vamos a hacer el amor,
agresiva leona, mujer de los mares del sur,
experta en someter la masculinidad con candor,
Ríes con gracia y desnudas tus pieles,
gimes con dulzura mostrando tus dones
llorando de placer pronunció tus nombres
y tú, emocionada, te dejas pronunciar.
Cinco besos al cuello, cuatro en cada seno,
los sesenta restantes se los dejamos al veneno,
‘Monsieur, Madame, digan, ¿qué van a tomar?’
Me tomará ella a mí y yo a ella para acompañar.
La Venus de las pieles viste ahora de Julieta,
encuerada como la noche, dulce novia del poeta,
ni Capuleto ni Montesco, c’est Sade, mon amie;
sujetándome las manos, laisse faire ton désirs.
Dos de la mañana y preso entre sus piernas,
tres de la mañana y mis dedos en su melena,
‘eu gosto de você’ dicen en su tierra,
‘maite zaitut’ grita Navarra entera.
Me habló de las átonas rutinas que parasitan el vivir,
demostró que blanco y el negro no siempre dan gris,
que caben siempre grados entre el odio y el amor,
que del negro y el blanco también nace el color.
La noche engendró al día,
el cuarto creciente al Sol,
y qué triste yo vivía
hasta que ella apareció.
Poeta de luna
@poeta.de.luna
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