Se ven aquellos pájaros, que duelen,
sobrevolando tierras despobladas,
cementerios silentes, arruinadas
arboledas con flores que ya no huelen.
Senderos sin memoria, que cincelen
la espuma de las fuentes devastadas,
donde solo transitan apagadas
canciones que ya nunca nos desvelen.
Solo quedan enhiestas espadañas
que dan fe, que nos cuentan de montañas,
de risas y de llantos, que ya han muerto.
Ya solo es un paisaje dolorido,
la debacle de un mundo sin sentido;
de un espacio tan triste, tan desierto.



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