poesia sobre espejos jaime calaforra
2 minutos

Canto a dos voces del espejo

Soy el espejo, nouménica figura,
superficie en la que todo vive salvo yo mismo.
Condenado estoy a enfrentarme a otro espejo.
En él, yo, infinitamente.

Soy yo lo reflejado, matriz de infinitas irisaciones//
(el pulso,
el poema escrito,
heraclíteas aguas del suspiro,
el aún refulgente esqueleto,
su sombra…).

¡Nueva forma ahora cruza!
¿Qué es este retrato lampiño,
caído de la risueña herida de estar vivo?
¡Escúchame, escúchame si alcanzas!
Cerrar los ojos no puedo,
¡yo soy mi propia vista!
Esta cruenta Etón,
sus incesantes cadenas de mí mismo,
que me ciñe la mirada y no escapo
de mis crecientes espadas,
variantes destellos y abismos.

Llego entre los espejos.
Los contemplo. ¡Sus pasillos inagotables!
Y en ellos veo y aquí escribo
su estrecho reino que evitamos
por guardar traidor reflejo,
maravilla aquí erigida.
¡Oh, pilares de las letras, ardua es vuestra empresa!
Difícil vuestro canto, nueva progenie de las simas espejadas.
¡Escuchadme, volátiles espíritus!
Os encomiendo aquí traducir
para los caducos ojos la tragedia de los espejos enfrentados.

¡Tú, inconsciente verdugo!
Al constante reflectar me has condenado,
ya cincelado en la tez virgen de los poemarios
(que ahora otros ojos arrancan e incendian,
su célibe sexo ya es inasible éter del recuerdo,
pues jamás un poema es dos veces)
o en las cadencias del aire, recitado,
allí deseadores nuevos fuegos me insuflan,
insospechados rostros avivarán esta sentencia,
¡de nuevo interrogarán a mis cristales!
Pero al fin cesará esta perecedera procesión de luces,
sucumbirán las odas, las tragedias, acontecerá un suspiro
y gobernará primordial velo del polvo,
sus pequeñas muertes me olvidarán entre los efímeros imperios,
cesarán de rotar los orbes,
las cosmovisiones de las luces y las sombras enflaquecerán
custodiadas por los bibliotecarios en lejanas torres
que guardan la frontera del olvido
y solo será
eterna quietud de imperturbados espejos.

“¡Oh, salones del signo! ¡Oh, , armazón incoloro!
¡Tus espacios, señales! ¡Oh, esqueleto sin tono!
Es tu cuerpo continuo un arabesco cambiante,
¡sucesiva, tu carne es tracería mutante!
Del corpúsculo al linde del abismo lates,
¡, unidad sin fronteras! ¡Oh, , sima pulsante!

Extensiones sin comienzos,
el paisaje sin finales
del creciente tallo en lienzo
de crecidas albedades.

En Ti el mundo, horas viejas, corazones, palabras,
¡y en Ti el mundo de nuevo y mis pasiones que te hablan!
Quiere ingenio caduco gobernar tus momentos,
¡quieren artes mortales imperar tus acentos!
Piensan: « etéreo eres, mi fugaz sola idea«,
mas, : tierra, presencias persistentes… e idea.

¡Oh, el abrazo de los astros
y desate de los cosmos!
Mis trabajos, amplios, tantos…
meros cantos son del Todo”.

jaime calaforra escritor poeta

Jaime Calaforra Arranz
@jcalaforraarranz
Leer sus escritos

2 respuestas a “Canto a dos voces del espejo”

  1. Esto tengo que releerlo una y otra vez 🙂

    Le gusta a 1 persona

  2. ¿Te ha gustado? ¡Me alegro mucho! ^^

    Le gusta a 1 persona

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