Inminente disociación transitiva
rompiendo esquemas inherentes
a la permisiva trasmutación
desolando su propia verdad.
El sol también quiere salir de noche,
el mar quiere fluir por los cielos
y el dolor busca permearse presente,
austero e infinito, barbárico y solemne.
Amalgamiento intermitente,
qué descarado suena decirlo en voz alta,
qué difícil es lidiar siempre con lo mismo:
tropiezo casi por afición,
como si fuera automatizado
bajo un despotismo que llama a disimularse
cuando ya no quedan cartas por barajar.
La historia se repite siempre que alguien
permita las condiciones para su reiteración,
la memoria encandece a los torpes reparos
que alguna vez fueron eco de un dolor
que fue reescrito más de mil millones de formas.

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