Perdido entre la euforia
de zapateos que se cruzan,
de polleras que surcan
por purpurinos amaneceres,
he llorado sobre la alegría
de un pueblo vestido de colores.
Me he escondido para que me encuentres
en la mirada engualichada de algún Supay,
que deambula fulgurante entre cinturas y caderas,
voraces de otros muslos que les haga estremecer las lentejuelas;
ávidos del goce idílico que encandile sus pubianas pieles.
Endiáblame, corazón festivo,
que los tambores y los silbatos claman tu venida,
y mi quena anhela el beso de tu boca de ceibo bulboso.
Persigo el júbilo que retoza dando vueltas,
¡que no se me esconda la sonrisa de tus piernas!
no escapes a mi carne, cada yunsa, cada baile,
que erguido está este capulí frondoso,
piel amapolada, zarcos ojos,
buriel melena a la espera de tu agasajo:
destellos encarnados quedan presos en el evo.
Ni el Rey momo me desterrará de este ensueño,
ni el Ño Carnavalón me despojará de esta quimera.
Aún conservo los retazos variopintos de tu aguayo,
aquesa tela fértil en la que, sumisos, nos sumimos
ante un éxtasis de albahaca y papel picado,
cantando amores, consintiendo la bravura de las pasiones;
donde fuimos dondiego de día, dondiego de noche,
dondiego en todo tiempo y en toda esquina.
Aquí te espero, miel prímula,
al borde de una vereda de verano,
corriendo por bombachas y corriendo de bombuchas,
con el rostro envuelto en los tonos de corso,
y mi pelo amasa un pan de multitudes,
con harina, con licor y con espuma.
No me sueltes, no me dejes morir
entre las cenizas de un miércoles arrepentido,
en el adiós arrebolado de las fiestas,
que tú eres mi credo y mi pascua,
y todo lo que busco es resucitar
en los amores imberbes de un febrero ardiente.

Pablo Alejos Flores
@pabloalejosflo
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Andrés Torres Acuña
@andy.acunha
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