poesia sobre encierro carcel fabulo

Desvaríos vacuos

Escribo en contra del yo
—R. Lechowski

Hoy no me surge escribir nada.
¡Podría crear un trabalenguas!
[Muerdo el mórbido muérdago
al dormir cual mustio muerto…]

No.

Podría dejarme hipnotizar
por las pelusas de mi cuarto,
con total serenidad,
junto al silencio
de mis sesos apagados

/– ruido blanco –/

para sentir
            al adefesio flujo de la vida
                        que corrompe mis retinas
                                    y patinando en mi cerebro
                                                colma de pátina sus huecos.

Un [tic-tac] orquesta las paredes de mi cárcel.
Me fundo ante la brújula del eterno vagabundo
y confundido ante mi techo, me pregunto:
[¿Cuánto tiempo ha de durar un segundo?].

Soy la más fea calcomanía
de este cuarto sin ventanas.
Resido en un cubículo
de espectros huraños;
mi mente es un laberinto
de encefalogramas planos       

Apolo,

Dios Apolo

te conjuro:
Desciende a las puertas de esta cárcel,
baja
y átame las cadenas de tu ensueño,
tu ideal,                             tu engaño milagroso,
                  tu consuelo,
y sonríe al nauseabundo mausoleo
de mi sangre-
            a mi bandera,
a ese velo que rompiste para cobrar tu condena;
realza el estupor de mis gélidos barrotes,
y sella el desgarro, la miel,
tus labios

/– suspensión –/

con el brote irreal de narcisos y azahares.

¡Basta, sácame!

/– ¡O tápame de nuevo! –/

Suficiente has quebrado,
perforaste la vigilia de Virgilio;
y ahora que sollozan
                         las arrugas de mis dedos
sus pieles son las aguas que calcinan Pompeya.

fabulo alejandro perez escritor poeta

Fábulo
alexandreperez.es
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