poema sobre azar libertad suerte elección amor desafío

Al Azar

Confío en ti.
Porque no me queda otra.

Espero que arrojes sobre nosotros
dos flechas de oro.
Espero que tu mano me libre de los otros,
los peligrosos marranos que acusan sin decoro.
Que des la lluvia justa para regar los campos
y no aniquiles el fruto de su vientre marrón.
Que las lágrimas que lloremos sirvan para algo
y que se cambie el mundo con una canción.
Confío en que a veces no me persigas,
y pueda influir en la vida por mí mismo.
Que me proporciones muchas amigas
y que al final pueda librarme del abismo.
Me gustaría que gastases bromas graciosas.
No que hicieras esas que te tiran por el suelo.
Que compongas menos pop, y más bossas,
y cuando sea boomer no se me caiga el pelo.
Veo imposible que consigas hacer durar el amor.
Tienes siempre la manía de ir borrando su color.
No creo que convenzas de que la política no robe,
ni de que al que le den la mano no coja todo el brazo.
Sin embargo salvaría ver paletos en la Vogue
y que los sosos y los falsos caminaran dando abrazos.
Sería la releche que hablara quien supiera,
y que los que no saben aprendieran.
Que se bailara sin hacer el ridículo
y que los racionalistas reconocieran
que hay que tener mucho de empírico.

De ti depende que les caiga bien
o que me parezcan simpáticos.
Que vayamos juntos en el tren
o nos demostremos odio tácito.
Tú elegirás el cambio de gobierno,
encenderás o apagarás los incendios,
o decidirás la dirección del viento.
Provocarás la evolución de nuestra raza
o el regreso a las edades de la caza.
A lo mejor me das un heredero,
que no sea imbécil y no juegue con dinero.
A lo mejor tengo empleo y salario
y muevo con ilusión las hojas del calendario.
Probablemente mi existencia no sea mezquina
mientras sepa manejarme con destreza en la cocina.
Aunque, amigo puñetero,
a ver si quedamos un día primero.
Que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
Me gustaría hacerte peticiones
para el catorce de febrero.
¡Firmemos una cláusula! que me permita voluntad.
Yo me ocupo de lo malo, tú te ocupas de lo bueno.
No seas canalla, y no me ocultes la verdad,
o miénteme sin miedo si me va a causar veneno.
Te invito a cenar y no te digo dónde.
Así me pongo a tu nivel,
y juego al juego que se esconde.
Es más, ¡te doy un beso!
En la boca o en la nalga.
Que veas que voy en serio,
que no salga lo que salga.

Al Azar,
siempre tuya,
tu hermana, Libertad.

P.D.
Confío en ti, sí,
porque no me queda otra.
¿pero hay algo que dependa de mí?

Diego Bustos
@diegobustos_b
Leer sus escritos

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Búsqueda avanzada

Entradas relacionadas