Un horizonte cuajado de esperanza, unos pasos inciertos y el sencillo equipaje que llevas a tu espalda. Una silueta errante por la senda de la fortuna que sortea tormentas de rabia y lamento. Tu alma es más fuerte.
Y el sutil aroma de una pasión eterna, que besa el cuello de tu camisa, dilata aquel momento, como un recuerdo ajado por los años, cobijado en algún hueco alejado de tu corazón.
La niebla lo cubre todo y aún queda un largo trecho por andar. No te detienes ante nada, a pesar de que el temporal arrecia y la noche es oscura. Caminante de sueños que cultivas sensaciones prietas y buscas el amanecer soñado, tras alguna página de un libro antiguo.
Augurios en la mente, retazos de poemas pasados y unas huellas indelebles en tu memoria. Fugaz reloj sin conciencia que tortura la mirada de los dioses. No miras atrás, sólo sigues adelante, sin rendirte, y estás deseoso de contemplar un nuevo sol, un nuevo día.
Deja un comentario