Se pasaba pensando en lo que fue.
Frecuentaba a quienes no se ven.
Se traía de los pelos con lo que no fue.
Se volvía sin remedio del no poder ser.
¿Cuánto tiempo perdí así, devanándome el cerebro?
¿Cuántas noches en vela por ti, sin sosiego ni requiebro?
Era un fuerte sentimiento. Fuerte, por árido y violento.
Pero no aportaba nada bueno. Excedido en volumen como trueno.
Su sonrisa está hoy tan fresca como fue aquel primer día.
Ya no importan otros restos.
Sus manos dibujan los gestos que cautivaran mi alegría.
La actual dicha es gigantesca.
Fabio hay sentimientos que se desbordan como enormes maremotos que no podemos controlar, y gracias a ellos nos sentimos más vivo, siempre he pensado que más que seres pensantes somos seres sintientes, quizás por eso el primer órgano que se forma de un bebé sea el corazón, el pulso de la vida. Precioso el poema me sugiere eso y muchas cosas más. Un abrazo.
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Muchas gracias, Lola, por leerlo y compartir tus impresiones. Te invito a que pases a mi página, ahí tenemos más comentarios, se está poniendo bueno: https://blogdefabio.com/2016/12/12/era-amor/
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Reblogueó esto en El blog de Fabio.
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Precioso Fabio. Un abrazo
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