Cuando vistes tu locura de sonrisa, me encantas.
Cuando me prometes cosas que no cumplirás
pero sé que quisieras, me encantas.
Cuando te acuestas desnuda
llevando en una mano mis versos
y en la otra tus ganas, me encantas.
Cuando resucitas los dos mil “te amo”
muertos en mi garganta, me encantas.
Cuando me arrastras al antojo de tus vicios,
me encantas.
Cuando le negocias mi alma al diablo
a cambio de poesía, me encantas.
Cuando te metes en mi cama desnuda
y aprietas tus suaves y bonitos senos
en mi espalda… me encantas.



Replica a manoloprofe Cancelar la respuesta