Del rosal de tus ojos
desojada y abatida,
entre el barro consumida,
la rosa viste de rojo.
Pasión de sangre y antojo,
por amar tan conmovida,
la inspiración de su vida,
que murió por un sonrojo.
Pues la nieve quería verte,
quedarse en el rosal plantada
y sin el sol poder quererte.
Solo anhela ser abrazada,
y aunque le venga la muerte,
en un charco morir ahogada.



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