6 de julio de 2010 (página de mi diario)
Estoy escribiendo esto y me emociono hasta las lágrimas. No quiero que mis amigos me vean así. Porque también me pasó hace un rato, viendo cómo perdíamos. Los holandeses casi nos llenan la canasta, de no ser por nuestro gol en la hora, pero ni con eso alcanzó. Adiós final. Adiós copa. Casi me tiro al piso a pegar con los puños. Lloré frente la tele como el peor.
La tele. Me la regalaron el mes pasado, cuando cumplí los diecisiete. Gracias a ella puedo ver muchas cosas que sino, no podría. Porque estoy en esta silla de ruedas desde los trece. Mejor ni acordarme de aquello que me pasó. Ahora no puedo correr, patear, ni siquiera bajar a la cancha. Me tengo que contentar con verlos desde lejos. O en la tele.
Pero a pura garra conseguí moverme, hacer cosas, salir de casa. Me mato a fierros para hacer fuertes los brazos. Empujando con ganas las ruedas de la silla salgo todos los días a la calle. El año que viene termino el liceo y después voy a entrar a la Facu. Cualquier pibe que lea esto me va a entender. Se va a dar cuenta de que, si quiero, puedo ser como cualquiera. Pero, la verdad, no me siento cualquiera. Porque además, también tengo novia. Que es feliz conmigo. Mejor ni escribo acá cómo es lo mío con ella, porque si algún metido husmea en este diario, hasta se va a poner envidioso. Cosas nuestras, ¿qué se piensan?
En cualquier momento cae aquella de sorpresa, cierra la puerta, y me hace olvidarme de todo. Es de esos ratos que no quiero que terminen. Si fuera poeta, ahí sí me animaría a escribir cómo es lo nuestro. Pero me alcanza con saber que estamos juntos porque me animé a hablarle. Hice de cuenta que no me importaba esta silla. Tuve agallas para avanzar. ¡Siento que yo también metí un gol! ¡Vamo’ arriba, nomá’!
Si yo lo pienso bien, después de ver este partido, creo que la selección llegó adonde mereció llegar. Como yo. Hicieron por merecer. Metiendo garra. Sin parar de lucharla. Sintiendo que el único techo es el cielo. Porque mientras estés acá en la tierra, la tenés que pelear con lo que tengas en el alma y en el cuerpo.
Otra vez más lloro. No es de triste. Ni tampoco de enojado. Lloro de orgullo.
¡Hasta dónde llegamos! ¡Ellos y yo! ¡A poder izar la bandera!
The waving flag, cantada a dúo por K’naan en inglés y David Bisbal en castellano (2010). La situación relatada es ficticia, pero el sentimiento muy personal y genuino: en aquel singular año, muchos sueños latentes se hicieron carne. Sueños mundialistas y también de los otros.
Creo que ese año, ese momento, se ha tatuado en muchos celestes, la emoción de que se puede, luchando e insistiendo, a pesar de la adversidad, se pueden alcanzar cosas impensadas.
me encantó el relato!
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Vos me conocés, no estoy precisamente en silla de ruedas, y en 2010 ya tenía más de 40, jeje. Pero la lectura al trasluz de este relato es 100% sentimiento personal.
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me ha gustado mucho, es raro leer cosas así,en estos tiempos
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Hay cosas que no se olvidan. Y no hablo precisamente de fútbol. 🙂
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lo se, jejejejeje
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