Una rosa llamada Presente

Ese jardín lucía tan diferente.

Sí, verde como los demás, pero algo extra lo hacía brillar, en el centro de su porte, se erigía, fina y elegante, una rosa violeta, que se llamaba a sí misma, Presente.

Pocas veces me di el tiempo de meditarlo, y eso mismo me reclamó ella cuando por fin me atreví a hablarlo, este imponente jardín no ostentaba de rejas y portones, estaba al aire libre como cualquier parque público, pero estaba más verde, cuidado y podado, como los mismísimos jardines del edén.

Cualquiera que pasara por ahí podía tomarse un tiempo en la fuente, sentarse, relajarse sonriente, tal vez leer unas líneas de su poemario favorito o simplemente, admirar la belleza de aquella rosa llamada Presente.

Pero nadie lo hacía, todos pasaban con tanta prisa, ocupados con sus vidas, sus rutinas día a día, a mí me pasaba también, cuando por fin me acerqué y la miré, se sorprendió un poco, al menos no tanto como yo cuando ella me saludó;

—Hola, extraño, es bueno verte por aquí, no te asustes, solo soy una flor.

—Hola… ¿flor?

—Oh no, por favor, me llamo Presente, ten más consideración.

—¿Presente? Es un nombre raro para una flor, ¿no deberías llamarte Rosa o Violeta, por tu color?

—Bueno, esa es una concepción bastante normal para alguien normal, pero yo no lo soy y si tú, hoy tomaste el tiempo para venir a charlar conmigo, entonces tampoco lo eres. Verás —continuó la flor— mi nombre es Presente, porque eso es lo que represento, un don que pocos aprecian y todos tienen, las pocas personas que me ven o charlan conmigo son las únicas con vidas realmente presentes, el resto de la gente, que tristemente es mayoría, pasa la vida con la mente nublada entre pasado y futuro, sin aprovechar realmente el regalo que es el hoy, ver una flor en un parque parece algo extraño, pero no lo es, apreciar una flor en el parque es ser tú mismo, viviendo el momento que se te está regalando.

—Bueno sí, pero entonces, si no hablo contigo, ¿no estoy aprovechando mi vida?

—¿Lo estás? Viviendo de arriba para abajo, cumpliendo tareas que alguien más te impuso, creando realidades para cumplir expectativas, siempre controlando el tiempo, el dinero, la gente, pensando en qué harás mañana o que te faltó hacer de ayer, siempre preocupado sin saber realmente hacia dónde quieres ir, solo vas hacia adelante, en un plan que ni siquiera tu decidiste, ¿eso es vivir?

—Y ¿ver una tonta flor lo es? —Me miró con recelo y reclamó.

—No necesariamente verme, y ¡no soy una tonta flor! sino el momento de estar presente, de tomar una decisión, respirar, relajarte, simplemente ver una flor en el parque, tomarte unos segundos para ti, vivir, sentir el presente, el aire que entra y sale por tus pulmones, el momento que vives actualmente, quizá esto que digo no te convence, pero al menos, te hice pensar en este momento y eso es estar presente.

Y tuvo razón, un rato más platiqué con Presente, de cómo la gente pasa sin ver, sin estar presente, como están ahí pero no lo están, cómo no se dieron cuenta de que yo hablaba con una flor y una flor hablaba conmigo, las muy pocas personas que notaron, que había un hermoso jardín a su disposición.

¿Cuántas cosas hermosas has notado hoy?

¿Cuántas rosas llamadas presente has saludado hoy?

 

2

3 respuestas a “Una rosa llamada Presente”

  1. Es una idea muy hermosa, y me encanta la melodía del texto. 🙂

    Le gusta a 2 personas

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Entradas relacionadas