Todas las flores murieron en mis manos,
gasté veinte años huyendo de las ganas de huir
y finalmente me cansé de buscarme en todos los lugares que no existen.
Es tiempo de resbalarnos en las millas,
perseguir los recuerdos que todavía no tengo.
Bailar todo lo perdido.
Averiar el termostato
y amarrarnos fuerte al frío.
Inventarnos vidas que no tenemos en algún escaparate,
disfrazarnos de lo que nos hemos convertido.
Divorciarnos de los zancos,
caminar la realidad descalzos.
Quebrar el sol
y alborecer el crepúsculo con velas.
Susurrarnos todas las promesas que no vamos a cumplir.
Teñirnos la sangre de neón
para ser siempre lo que brilla.
Cazar estrellas
y quemarnos las pestañas en cada intento.
Sembrar perlas en los rasguños
y hacer de las heridas los ornamentos más hermosos.
Gritar sin frenos
todas las verdades incómodas
y los secretos que quisiéramos tener.
Dormir en el suelo
y despertar en una vida que no es esta.
Hermoso
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Muchas gracias, Luisa. Saludos desde México. 🙂
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“gasté veinte años huyendo de las ganas de huir”
Me ha encantado la frase.
Un saludo.
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Me da mucho gusto, Aránzazu. Gracias por leerme, saludos desde México. 🙂
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Eres maga de la palabra. Te quiero Isa
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Muchas gracias por sus palabras, Miss. También la quiero. Le mando un abrazo. 🙂
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Reblogueó esto en Escribeando andoy comentado:
Les comparto muy feliz y agradecida, mi primera colaboración en Letras & Poesía. 🙂
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