»Nadie te enseña a curarte las heridas
pero todos te dicen cuánto escuecen.
Nadie te enseña a coserte el roto
pero todos te dicen
que se te ven los miedos.
Todos dicen creer en el destino
porque tiñen el hilo
con la sangre de aquellos
a los que les arrebatan los sueños.
Todos te dicen
que eres la aguja y pinchas,
pero entonces omiten
que ellos son el pajar
y que tú juegas con ventaja
porque hace mucho que supiste encontrarte.
Nadie te enseña
pero todos te dicen.
Nadie te pregunta
pero todos te responden.
Y tú finges ser sonámbula
a pesar de que estás despierta
porque sabes que solo así,
consigues escapar de esta pesadilla
para tejer tu propio destino
con el hilo que aún nadie ha podido cortar».



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