Desde aquí se puede oír tu lamento,
tan gris, tan triste y sincero.
Pero escúchame, ahora viene lo bueno:
¡las palabras se las lleva el viento!
Y no hay mal que cien años dure, y todo lo cura el tiempo;
aunque sé que no conseguiré que estés contento solo con esto.
Así que vamos un paso más allá, vamos a ponerle esfuerzo
a ver si sacamos esa alegría que guardas tan dentro
diciendo cuatro cosas que aplicarás ya, en este mismo momento.
Primero, no te quejes del peso que llevas,
que cada uno carga con su cruz y no sabemos lo que otras personas enfrentan;
y si la vida te ha puesto un obstáculo, te aseguro una cosa:
solo te lo pone si sabe que puedes superarlo;
¿o no has vencido muchas dificultades ya en tu vida, acaso?
Así que adelante, te invito a dar el primer paso;
atrévete, es fácil, si quieres te doy la mano,
que el miedo solo es ignorancia de un suceso
y la mejor forma de enfrentarlo es atreviéndote a estudiarlo;
verle la cara, sonreírle y darle un abrazo.
Segundo, la tristeza es una actitud, como la alegría;
una actitud que puedes echar con una sonrisa;
que se quedará en ti solo si la dejas,
así que, por favor, date prisa;
que un día sin sonreír es un día perdido
y bastante cuesta avanzar para que a tu propio pie le pegues un tiro,
para tirar los remos y ponerse a llorar, en vez de avanzar;
¡a nadar aunque sea a braza, con tu propia fuerza y sin más;
o volar con tus alas en un vuelo sin motor!
¿Que qué alas? Las de tu imaginación;
esas que salen de tu corazón y que haces años abandonaste
en esos años en los que, según tú, maduraste
y, según yo, perdiste el billete de tu viaje,
y acabaste en la cuneta pensando que así es la vida,
sin saber que tú puedes cambiar todo pintando en el aire con tiza;
pintando en las mejillas con besos, saliva y caricias;
pintando el mundo con las buenas obras del día.
Tercero, tus sueños no vienen a ti, lo siento;
hay veces que debes perseguirlos hasta que casi pierdas el aliento.
Así que no te quedes en el sillón compadeciéndote,
y sal a la calle a luchar por ti y por tu gente.
Nadie dijo que fuera fácil, lo que te digo es que merecerá la pena,
y que, si necesitas ayuda, yo seré el viento que sople en tu vela
mientras navegas y vences a la corriente para alcanzar tu meta.
Cuarto, y por último, VIVE.
No es muy enrevesado, ni muy complejo; en verdad es muy simple:
VIVE, VIVE, VIVE,
que tendrás tiempo de no hacerlo cuando estés bajo tierra;
pero ahora sigues andando sobre ella.
No temas a la Muerte, teme no haber vivido la Vida;
lucha por tus sueños, por tu gente, por cada paso que des,
y, si quieres disfrutar de ella, no esperes, hoy es el mejor día.
¡Favorito!
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Muchas gracias por pasarte y comentar! Me alegro de que te haya gustado 🙂 Un abrazo!
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Muy buenos consejos, si señor!!! 👏👏👏
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Ahora, a ponerlos en práctica!
Gracias por comentar 🙂 un abrazo!
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