Hago malabares con los sueños de los que despierto,
por miedo a sentirme engañada
con los trucos de aquellos tratos
que hice para cumplirlos.
Al menos mientras están en el aire
nadie puede alcanzarlos,
y robármelos.
En cambio, sigo con los pies en la tierra
persiguiendo los fantasmas
que espantan las esperanzas
que luego nunca regresan a por mí.



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