Plegaria

Dios me libre de tu risa, compañera,
de tu profunda tristeza hecha pedazos,
de tu concurso de miradas al vacío.
De ti, de toda ti
que Dios me libre;
de esta certeza de saber que estás con otro,
del dolor poderoso de tu cielo,
del azul pasajero de tus ojos.

Dios me libre, compañera, Dios me libre,
del paisaje rosado de tus tumbas,
de la tumba compartida que soñamos
de la eterna despedida del silencio.
De la Nada, que me libre de la Nada.

Dios me libre del retrato de tu ausencia,
de la angustia y de la lluvia de tu canto.
Rezo a Dios para que me aleje y cuide
de tu rostro luminoso hecho equipaje,
de tu sonrisa de crayón y fuego,
de tu voz, que es linda y es poema.

Elevo esta plegaria
(Dios me cuide)
con el fin de saberte muy, muy lejos,
de expulsar tu reflejo y mi reflejo,
de cuidar mi corazón tan destrozado.

Dios me libre,
Dios me salve,
Dios bendiga.
Dios dé fuerza,
Dios me cuide,
Dios resista;
Dios castigue,
Dios proteja,
Dios me tenga.

Que me libre de tu nombre
o de mi nombre en tu boca.

Que me salve de tu pecho
y del valle de tu cuerpo.

Que bendiga el breve espacio
que separa nuestras manos.

Que dé fuerza a mi silencio
y que así aguante a tu voz.

Que me cuide de tu espectro,
de tu risa en pausas largas,
de tu cáncer del insomnio,
de tu libreta vacía.

Dios resista a tus encantos
y a tu seductora esencia.

Dios castigue mi imprudencia
por quererte y escribirte.

Dios proteja mis recuerdos,
y mi tierra,
y mi semilla.

Pero lo más importante:
que Dios me sostenga siempre.
Pues si él me arropa en sus manos,
quien me tiene no eres tú.