Y mi problema fue
que me arranqué las espinas,
para no dañarla.
Mis espinas…
Yo, en cambio,
jamás quise arrancarle las suyas,
porque las amaba.
Amaba esas espinas que no tuvieron
piedad con mi piel.
Incluso amaba ésa que no dudó
en clavarse profundo en mi corazón
cuando todo había terminado.
Y claro,
acabé sangrando,
pero, por suerte, no desangrada.
Porque me alejé pese a las heridas abiertas
y pese al gran dolor que las acompañaba.
Y ahora,
gracias a la ayuda del tiempo,
estoy mejor y más fuerte que nunca.
Mi espinas renacieron
y, a diferencia de las anteriores,
éstas no pretenden dejarse arrancar.
¡Siempre maravillosa! ♡
Me encanta.
Me gustaLe gusta a 2 personas
Ay, muchas gracias bonita. ¡Mil gracias por el apoyo siempre!
Me gustaMe gusta