Llego hacia el lugar en el que te escondes
de la mirada hostil de la sociedad,
el camino está marcado completamente
por un pasillo repleto de espinas,
desde que te conozco siempre he estado cruzando
caminos llenos de un doloroso silencio
para poder llegar hasta ti.
Pero al mirarte a los ojos,
mis pensamientos cesan,
tan solo levanto mi mano
que sostiene una hermosa rosa
salpicada con mi sangre,
encerramos con tu mano y mi mano la rosa,
ahora más roja y viva que nunca,
nuestro dedos se entrelazan
y por fin puedo dejar derramar una lágrima frente a ti.
Estupendas escrituras.
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Aprecio mucho tus palabras.
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