Soy,
un pedazo de tierra o roca donde reposa un bicho.
Las conexiones nerviosas que hilvanan mi carne,
que me impregnan de humanidad.
Soy los dedos inflamables de aquellos árboles,
algunos verdes, otros anaranjados;
y que sostienen, como costillas,
el vientre liso y transparente del cielo.
Soy el amor adolescente que ciñó a mis padres,
alguna vez, tiempo atrás.
Soy mis padres, en aspecto y valores,
en orgullo, en sentimiento.
La memoria de mis pies, de mis ojos.
También soy, las personas que conocí.
El recuerdo marcado a fuego, de otra piel,
en los dedos.
Soy esto que nombro y que intenta describirme,
pero sobretodo, soy lo que guardo para mí.



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