«Se han roto los cristales.
No tienes que responder ya ante nadie
porque nada queda al otro lado.
Tu cuerpo,
pronuncias tu nombre,
intentas abrazarte.
Nadie te llevará a casa,
no te arroparán al caer la noche
y sólo el frío conversará contigo.
Todo lo que conocías ha caído al vacío.
Nada queda, solo tú permaneces,
pero entre estas cuatro paredes
sigues sin estar a salvo.»



Replica a Adolfo de Paz Cancelar la respuesta