Si me convierto en tigre,
si me hago cielo,
si las arañas me comen
y sucumbo.
Si la lava me cubre,
y los rostros emanan
tristeza, lujuria,
arden las almas
en completa calma.
Si la tormenta me abraza,
y los deseos se deshacen,
y nacen y comen,
y corroen y sueñan,
y parlan y lloran,
y gritan y nadan,
imploran y arrasan
la arena del aire volviéndose dioses,
y me cubre su velo
y se desgasta mi sueño,
el grito de la hoja no se escucha,
pero se pisa, pero se muerde,
pero se observa,
mientras la carga el viento
a los dulces confines de su infierno,
hacia el alma de la brasa,
y la encierra en una casa
de libro.
Joselyn Revelo



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