Aún se alcanzan a escuchar a las lágrimas derramadas
goteando sobre las múltiples heridas,
y aquellos cansinos lamentos
que sofocan el silencio de manera intermitente.
Emergiendo de la oscuridad,
se aprecia un rostro comprimido por la presión del vacío,
agrietado por la desesperanza
que representa el cúmulo de oportunidades perdidas,
y temeroso por un futuro incierto
que golpea como una ráfaga de viento invernal.
Las multitudes que ocasionalmente aparecen,
rodean como un fuego abrasivo a la figura solitaria,
que se pierde en el miedo de ser consumida por dicho fuego,
pero que al mismo tiempo anhela su calor.
El final parece no llegar nunca,
la tierra no se digna a fragmentarse en múltiples partes
y el cielo no tiene el deseo de lamentarse por aquel ser,
la decisión definitiva de lo que ocurra a continuación
está a pesar de todos los pronósticos, en sus manos.
¡Maravillosa y profunda entrada, chaval! Excelente prosa narrativa del hombre y su lucha, entre sus yo. Un cordial saludo.
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¡Muchas gracias por tus palabras! Seguiré intentando escribir más a menudo sobre los dilemas quw llega a encarar el hombre. Un saludo cordial de vuelta.
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