Por no poder dejarte me abandono,
por no saber tenerte me consumo,
del fuego del amor nos queda el humo,
de todas las promesas, abandono.
Mal te supe querer, no me perdono,
bien no te supe amar, y no lo asumo,
te arrugué el corazón, bien lo presumo,
que ni con la hiel rota lo almidono.
A qué tanto te quiero en el alambre,
a cuenta de un amor en bancarrota,
siguiendo tu suspiro a donde fuere.
Ya se secó la miel en el estambre,
sin zángano, sumido en la derrota,
la flor que fue el amor marchita y muere.
Ya en el primer verso el poema es sublime. Felicidades.
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Muchas gracias Henri, aunque me he dado cuenta que subí una versión inicial, donde repito una palabra, de todas formas agradecido y con ganas de leer tu próxima entrada.
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Magnífico, con un especial aroma clásico. Un abrazo, compañero.
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Gracias por el apoyo Lothrandir. Saludos cordiales.
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